36.

He reído cuando debía llorar. He callado cuando debía gritar. He echo muchas cosas para no demostrar mi dolor. Pero verte marchar así sin más ha sido una experiencia inolvidable. El despertarme y no poder decir que te sentiré una vez más, no poder creer que te tendré a mi lado. Lo pienso y me derrumbo, porque pese a todo, lo que más me duele, es no haber aprovechado el tiempo que teníamos juntos. No podré ver más ese brillo que tenías en los ojos al verme, ese suave escalofrío dominaba mi cuerpo cuando pasabas por delante. El saber que he tenido una última oportunidad y no aprovecharla me duele y no sabes cuánto. Claro, eso es! Tengo un plan: Verte llegar, pero no marchar.

iP